sábado, 20 de noviembre de 2010

Crónica de un Labitolosano Secundario



Hola a todos. Hoy doy inicio a esta sección que está destinada a hablar de mis peripecias por el instituto Sierra de la Virgen de Illueca. En esta primera entrada no voy a hablar de mis compañeros ni de mis alumnos. Mejor dicho, sí que haré una referencia a mis compañeros. En el instituto hay un quiniela en la que participan varios profesores. Es un sistema muy guay. Todos jugamos al estilo de una liga y el que tiene más aciertos en la quiniela gana y se lleva tres puntos. El que pierde cero y empate uno cada uno. Además, nos tenemos que poner un nombre de equipo que sea compatible con el nombre personal de cada uno. Entre estos equipos tenemos al mío, el Robertins de Bordeaux por el Girondins de Bordeaux. La verdad es que no empecé muy bien, pues la primera jornada me olvidé de echar la quiniela y tuve que pagar. La segunda jornada tampoco me fue bien, ya que perdí mi partido por uno. Sin embargo, en la tercera jornada mi tendencia comenzó a cambiar y gané mi primer partido. Desde entonces he ganado todos, es decir, el 4º, el 5º, el 6º y el 7º. Por lo tanto he realizado una racha de 5 victorias consecutivas. Así las cosas, debería de tener 15 puntos, pero como he acertado una quiniela de 11 en la 4º jornada y otra de 12 en la 7º jornada, he sumado puntos extras; en concreto 5, dos por l de 11 y tres por la de 12. En total tengo 20 puntos y al acabar la 7º jornada me he puesto líder gracias a estos bonus. Genial.

lunes, 15 de noviembre de 2010

Se nos va otro histórico: Marcelino Camacho



Hola a todos. Con mucho retraso respecto al triste momento de la muerte de Marcelino Camacho, rindo mi modesto homenaje en mi blog a este gran hombre que nos ha dejado por desgracia. Marcelino Camacho, al igual que José Antonio Labordeta, los podríamos definir como dos hombres del pueblo, dos representantes nuestros que siempre han tenido claro que lo primero era la gente por encima de cualquier cosa. Me da mucha tristeza que haya muerto Marcelino. Recuerdo mis primeros años de vida y de cole viendo a los dos dirigentes míticos sindicales de mi niñez: Nicolás Redondo y Marcelino Camacho. Con el paso del tiempo y mi pasión por la historia, la cual me da de comer hoy en día, he cogido consciencia de la importancia de la obra de este humilde lider sindical que hasta el último momento nos ha dado una lección de humildad y dignidad. En un principio, el PCE, única formación política que ha luchado abiertamente contra Franco desde el inicio de la dictadura, apostó por la vía bélica plasmada en el Maquis. Al no dar resultado, se probó dentro del sistema con la creación de un sindicato que hiciera frente al Vertical, el de las Fet-Jons. Ese sindicato se llamó Comisiones Obreras y entre sus fundadores estaba un soriano afincado en Madrid de nombre Marcelino Camacho. Con el tiempo, este sindicato plantó cara a Franco e incluso ganó elecciones sindicales amañadas. Con la llegada de la Transición y la instauración de la Democracia en España, Marcelino Camacho fue diputado por el PCE en las Cortes, cargo que abandonó porque no servía para trabajar por el pueblo, según he tenido la oportunidad de informarme a raíz de su muerte. Eso habla muy bien de él. Yo lo recuerdo como el enérgico secretario que cuando dio el relevo a Antonio Gutiérrez supo pasar muy bien a un discreto segundo plano. No obstante, desde ese discreto segundo plano, Marcelino seguía dándonos grandes lecciones de humildad, porque nunca abandonó su piso de Carabanchel sin ascensor y eso que seguro que tendría mil oportunidades de hacerlo. Bravo por él. Esa sencillez ha hecho que su despedida haya sido multidudinaria, saliendo especialmente a la calle la izquierda republicana de este país, la izquierda que realmente pienso está comprometida con la sociedad. Desde luego que esa despedida popular, igual a la que tuvo nuestro Labordeta, sólo es digna de una persona sencilla a la que todo el mundo quería, porque era una persona del pueblo que vivió para el pueblo. Finalmente quiero recordar la frase que repitió su mujer, su viuda, Josefina Samper. Dicha frase la hemos de tomar como un lema para la vida, para superar los momentos malos. "Cuando uno se cae, se levanta rápidamente y sigue para adelante". Por último, su otra gran frase: "Ni nos domaron, ni nos doblaron ni nos van a domesticar". Hasta siempre Marcelino Camacho.

http://www.publico.es/dinero/344011/ni-nos-domaron-ni-nos-doblaron-ni-nos-van-a-domesticar