domingo, 21 de octubre de 2012

L'arrivée de la pluie: alegría y tristeza

Hola a todos. Este fin de semana está siendo muy complicado porque estamos atravesando un fuerte temporal en el cuadrante noreste de la Península Ibérica incluyendo la costa mediterránea. No es que lo haya oído en el tiempo, pero es posible que tengamos una de las típicas gotas frías características del otoño en el clima mediterráneo. Ahora bien, estas lluvias tienen un carácter torrencial y pueden provocar grandes catástrofes. Y precisamente eso es lo que se está produciendo en nuestra comunidad autónoma. El viernes en la zona de las Cinco Villas, en cuyas cercanías, y entre Almudévar y Zuera en la A-23, donde tienes el desvío para Ejea, me pilló una parte de este fuerte temporal, y ayer en la totalidad de la provincia de Huesca y en Zaragoza. En el aspecto positivo es que los síntomas y males de la sequía van a remitir un poco, pero en el aspecto negativo ha de destacarse el daño a infraestructuras públicas como carreteras o los daños en las casas y comercios de la población, junto con la evacuación de esa población. En este sentido, cabe destacar las evacuaciones de Peñaflor o los desbordamientos de los ríos Riguel y Aragón a su paso por la Jacetania, que han provocado verdaderos daños aunque por fortuna sin apenas daños humanos que llorar, al contrario que en la costa. Esto nos tiene que hacer ser conscientes que a la hora de construir debemos de prestar atención a la naturaleza y no edificar cerca de ríos, puesto que, aunque buena parte del tiempo estén con caudales no excesivamente abundantes, en ciertos momentos periódicos superan su capacidad habitual y arrasan con todo lo que llevan por delante en esas zonas que necesitan para expandirse. En consecuencia, lo que quiero decir es que buena parte de los daños que se producen están relacionados con la incongruencia y negligencia del ser humano de primar por encima de todo la supuesta rentabilidad económica inmediata por encima de otros criterios como la sostenibilidad medioambiental o la propia seguridad de los integrantes de ese ecosistema. Por ejemplo, mi casa de Barbastro está sobre el río Vero, que en principio está encauzado, pero cuando vaya hoy a mi casa, es posible que lo vea a punto de desbordarse si es que no está desbordado. En ese caso, el garaje se inundaría por completo. Yo me pregunto, ¿no sería hacer mejor parques amplios en las orillas de los ríos? Esto tendría la ventaja de que los ciudadanos podríamos disfrutar de paseos al borde del río durante buena parte del año en un entorno envidiable y en caso de desborde no afectaría a las construcciones que tanto cuesta pagar a la población. Bien, sentado esto, demos otro aire al post y vayamos a reflexionar sobre la lluvia y las sensaciones que puede generar. Desde luego que cuando llueve, lo que no me apetece mucho es salir, aunque en ocasiones lo hice, como ayer, y así me fue, ¡¡¡¡menuda chipiada!!!! En principio, lo que me gusta es mirar como llueve y el ruido que hace la lluvia al caer. Pero más aún estar en una casa rural y oler el perfume a humedad que se va impregnando en el ambiente conforme llueve. Quizás en Zaragoza no se pueda percibir bien, pero cuando estaba en Illueca sí que molaba, pues tenías el campo a mano como suele decirse. Supongo que pasear hoy por Barbastro también será interesante al poder percibir también ese olor. Así pues, ver la luvia, percibir su olor en el campo y escuchar música, leer o ver un documental sería lo que más me apetecería hacer en un día lluvioso.


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1 comentario:

Anónimo dijo...

Anima desde este blog a la gente a donar sangre, por favor. Muy buen blog.

David.