domingo, 26 de junio de 2011
Viajar es un placer: Marken y Wolendam
Hola a todos. Tenía pendiente, aunque venga a destiempo, terminar las crónicas de las vacaciones de Semana Santa, en donde estuve en el Benelux con mis amigos Rubén, Mila, Antonio y Azu. El último día, el del regreso, lo pasamos en dos pueblecitos del extrarradio de la capital holandesa, Amsterdam, cuyo nombre son Marken y Wolendam. La verdad es que, no creo que fuera por ser domingo, pero la verdad es que había una gran calma por ambos pueblos, salvo en Wolendam en la zona comercial, lo cual me incitó realmente a que no me hubiese importado quedarme allí a vivir. En realidad, salvo Amsterdam, toda Holanda me ha gustado. De Marken destacaría sus estrechas y angostas calles escoltadas por unifamiliares y presididas por la iglesia parroquial, austera por fuera como suelen ser las iglesias protestantes. Luego acabamos la visita por el pueblo en el muelle, lugar en el que se ubica una pequeña zona comercial dotada de bar y de tienda de souvenirs. Allí cogimos el barco con destino a Wolendam. Mi inglés está en los pies, como tuve la oportunidad de comprobar en Holanda; por eso, para mi fortuna viajamos con un grupo de turistas franceses, lo que para mi supuso estar como en casa, ya que entendía todo y además estaba reciente mi visita durante una semana a Francia. Wolendam me gustó mucho y además llegamos a eso del mediodía, con lo que la ciudad estaba animada en la zona comercial. Había muchos vecinos de Wolendam reunidos en las terrazas de los bares para tomar el aperitivo, lo que daba un gran ambiente mientras los turistas fundíamos los frutos de nuestro trabajo en la compra de recuerdos para la familia o para uno mismo. En mi caso se dieron ambas circunstancias. Una de las cosas que más me gustó también de Wolendam es el largo paseo que se puede dar siguiendo el mar una vez que sales de la calle comercial y poder adentrarte también en las calles más tranquilas y antiguas de la población, donde también se encuentra un urbanismo similar el de Marken, calles estrechas en las que apenas caben dos coches y grandes casas unifamiliares. Después ya volvimos a Amsterdam y hacer el check out en el hotel y poner rumbo a Schipol, el aeropuerto de Amsterdam, donde comimos y montamos al avión con casi una hora de retraso.
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