jueves, 14 de mayo de 2009

Hubo manipulación del himno Nacional


Hola a todos. Ayer fue la final de la Copa del Rey, que por circunstancias ha resultado ser el primer título en decidirse esta temporada, pues si el Villareal no hubiera empatado el domingo en Barcelona, habría sido el segundo. Del fútbol hablaré en una segunda entrada sin que sirva del precedente, pues dado lo que pasó ayer, hay que dedicar una entrada exclusiva al himno. ¿Hubo manipulación del himno? Sí. Televisión Española no quiso que viéramos como una parte de las aficiones del Athletic y del Barça pitaran al Jefe del Estado no elegido democráticamente por todos cada cuatro años como los diputados o senadores, pues claro, no se puede dar la imagen de que en España no todos somos favorables a la monarquía. Televisión Española se disculpó por un error humano, misma argumentación que escuché en Radio Nacional. No nos cabreemos con los periodistas que llevan, ya que no tienen la culpa, sino con los que lo dirigen en bambalinas. ¿Mis argumentos de que hubo manipulación? Primero: están torpes al desconectar, pues se oye el inicio del himno con pitos y aplausos, pero los pitos se escuchan muy bien. Segundo: Televisión Española siempre retransmite el himno y nunca lo ha cortado; recuerdo que en la final de 1996, celebrada en Zaragoza y ganada por el Atlético Madrid al Barça, una parte importante de la afición culé pito el himno y TVE no cortó la emisión. Tercero: se repite en el descanso y se ha eliminado el sonido ambiente y aparece un aficionado del Athletic con la mano en el pecho cuando no enfocan a los jugadores: 45 minutos dan de sobra para seleccionar imágenes y quitar sonido ambiente. Conclusión: nos manipularon para no dar la imagen de que la monarquía y su himno no es aceptado por todos. Muchos piensan que eso no es ser español. No. Pitar el himno y sentirse español es compatible, pues si todos fueramos cien por cien demócratas, no habría monarquía en España. Para acabar ilustraremos nuestra entrada con una foto de público de los monarcas, evidentemente tiene un doble sentido.

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