jueves, 7 de abril de 2011

Crónica de un Labitolosano Secundario: Provins-Fontainebleau-Moret sur Loing







Hola a todos. Ayer no pude actualizar el blog porque la cena se extendió hasta muy tarde, así que lo haremos con un día de retraso. Hoy hemos ido a París y luego el alcalde de Rozay-en-Brie y el pleno de la corporación nos ha dado la bienvenida oficial, de la que hablaremos al final como colofón, pues para mi ha sido muy emocionante. Bien, pero al grano. Provins es una ciudad de las que se dicen medievales porque conservan cierta antigüedad en sus casas, aunque lo único medieval lo constituyan sus monumentos religiosos y militares y las galerías subterráneas. Perteciente Provins al Conde de Champaña, tambien rey de Navarra, las galerias subterráneas se construyeron para extraer tierra con la que absorber la lana de las ovejas dentro del proceso de producción de ésta. El pueblo tenía mucho encanto y una gran muralla defensiva, una iglesia genial de estilo gótico y unas casas que en algunos casos conservaban la estructura comercial de una casa medieval. El subterráneo también fue interesante, así como la vista enorme del castillo, desde el que se controla buena parte de la zona de alrededor de Provins. Finalmente una de sus cosas más destacadas son las 32 torres que existen en la muralla. Acabado Provins, la siguiente parada, ésta vez sólo para los profesores, fue el Castillo de Fontainebleau, lugar en el que se firmó el pacto de dicho nombre que certificaba la invasión napoleónica de la Península Ibérica. Yo pensaba que era uno de tantos châteaux aislados en el monte, pero me sorprendió que estuviera en medio del ciudad, una de las poblaciones más grandes del departamento. El castillo es majestuoso y su interior muy rico, en donde se pueden ver todas las estancias, incluidas las personales, y también una gran colecciones de relojes de pared que todavía funcionan hoy en día. Según Nathalie, Fontainebleau es mucho mejor que Versalles. Por último compramos ciertos regalos y tras una parada tecnica enfrente de Fontainebleau, nos fuimos a nuestro último destino, Moret-surLoing, patria chica del vencedor del Tour de France del año 1906. Este nucleo poblacional me pareció idílico, pues tenía un río que lo bordeaba junto con una amplio espacio peatonal. Cabe destacar el paso del río y sun pequeñas infraestructuras, así como los edificios medievales que aún se destacan en laMairie y en algún balcón habitado por española. La cena fue en un restaurante algo pijo y nos sivieron hasta con la tapadera de aluminio. La comida, aunque escasa para mi, estaba muy buena y mereció que se hubieran dado más orisa en servirla, En general fue una gra velada.

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