Hola a todos. Ayer no pude actualizar el blog porque llegué muuuuuuu tarde y teníamos que madrugar para afrontar nuestra penúltima etapa, la de hoy. Ayer fuimos a las ciudades de Breda y Utretch, muy ligadas a la historia imperial de los reyes de Castilla y Aragón en pleno siglo de oro. El viaje supuso un momento de reencuentro nostálgico con el pasado de nuestro amigo Antonio, quien revivió sus andanzas de erasmus en la ciudad donde los tercios hispanos escribieron sus últimas páginas de gloria victoriosa bajo las órdenes de Spinola al inicio de la Guerra de los Treinta Años. La ciudad me pareció muy bonita y tuvimos la suerte de coincidir con el mercado semanal. Pese a ser viernes santo, no parecía que fuera fiesta, pues todos los comercios estaban abiertos y toda la gente en la calle aprovechando el genial tiempo que está haciendo estos días en Holanda. Como toda Holanda, construida sobre el mar, no faltaban los canales en Breda. Como nos dijo Antonio, es otra de las ciudades que cumplen con la calma típica de toda ciudad holandesa. Después marchamos a Utretch, otra de las ciudades estrechamente ligada con la historia de España. En este caso, esta ciudad holandesa fue, junto con Rastadt, la sede del tratado de Utretch en 1713-1714 por el que se ponía fin a la guerra de Sucesión española con la victoria de Felipe V de Borbón y la pérdida de todos los territorios en Europa. Dos cosas fueron las que más me impresionaron de Utretch: por un lado los restos de su monumental iglesia destruida por una tormenta en el siglo XVII y el ambiente que se crea en la ciudad con la gente cenando en los canales. En cuanto a lo primero, de la iglesia se conserva la torre de entrada, el ábside y alguna de las tumbas de su suelo original que se hallan integradas dentro del suelo de la ciudad. En un principio, podemos decir que se trataría de una catedral con tres naves y con planta de peregrinación al contar con deambulatorio. El estilo en el que se construyó fue el gotico. En cuanto a lo segundo, el buen tiempo hace en Utretch que se llenen los canales, donde se sitúan buena parte de los restaurantes de la ciudad. La verdad que tiene que ser muy emocionante y relajante cenar al lado del agua del canal. Sencillamente, genial. Finalmente, la tercera parada que hicimos ayer fue el museo de Vicent Van Gogh. El museo me gustó mucho. No obstante, pensaba que habría más obras de Van Gogh. De las famosas famosas sólo estaban alguno de los retratos, sobre todo el de colores fríos, y la habitación. El museo estaba muy bien montado, ya que cuenta con las obras preparatorias en la planta sotano, con las etapas de la pintura de Van Gogh en la planta calle y con otras obras en las plantas primera y segunda abarcando la obra de otros pintores impresionistas o bien carteles de otros pintores contemporáneos. Podemos contemplar obras de Toulouse-Lautrec, Camille Pisarro, Monet, Manet sobre todo y Paul Cezanne. Está muy chulo y es una pena que no se pueda sacar fotos. Fue una pena que no pudiera acceder a la tienda. Os recomiendo la visita.
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