Hola a todos. El tiempo pasa y todos nos hacemos mayores. Esto tiene sus cosas buenas y sus cosas malas. Como no es hora filosofar, me centraré en las cosas buenas, y una de ellas es asistir a la boda de los familiares y de los amigos. Para un amigo es un orgullo ser testigo de un momento tan alegre como una boda, así que quiero dar las gracias a Mila y Rubén por haberme permitido compartir con ellos este momento tan importante de sus vidas. A decir verdad, los dos estaban guapísimos. Rubén con una corbata amarilla y Mila con un vestido realmente bonito. La boda fue interesante, sólo media hora en donde hubo puntazos del cura como la comparación de uno de los peligros del matrimonio, la rutina, con una de las canciones del grupo Ella Baila Sola. Después de la boda y de las fotos de rigor, nos fuimos a tomar algo al lado del restaurante con el hermano del novio, Raúl, y su chica. Hay que dar las gracias a Raúl porque nos invitó la ronda a todos. Después en el restaurante, el cóctel estuvo bien y se aprovechó para ir comiendo y charrando de grupo de grupo. La comida fue bestial. A mi y a Iván nos tocó en la mesa con los amigos de la carrera del novio, con los que estuve super agusto y me lo pasé muy bien; además les hice publicidad del blog, que espero consulten para verse. Si la compañía fue muy muy agradable, el menú también estuvo a la altura. La comida estaba buenísima, el marisco, el pescado, la carne hecha a la francesa. Genial. Finalmente, estuvo la barra libre y el baile. Yo me lo pasé genial, pues estuve bailando bastante y también con la novia, como debe ser (eso si con permiso del novio y bastante después del baile nupcial). Eso sí, tuvimos que bailar dentro de un círculo formado por los padres y tíos de los novios. Otra de la cosas curiosas y agradables fue encontrarme con Roxana, una de mis compañeras de mesa del instituto, que resultó ser amiga de Mila desde el cole. Catorce años después sirvieron para ver que el tiempo no pasa en balde y pude conocer a su marido, su novio del que hablaba hace catorce años cuando salíamos de clase con Laura y Tatiana en tercero de BUP, y a su pareja de niños. También tuve la oportunidad de ver que debía cundir mucho en el instituto, pues otra de la amigas de Mila me reconoció como estudiante del Luis Buñuel cuando yo no me acordaba de ella. Por último, pasé un rato muy agradable en compañía de mis amigos y de los amigos de mis amigos. Sólo me queda felicitar nuevamente a los novios y desearles que pasen un buen viaje de novios. Para ilustrar la entrada, pondremos el corte de la tarta ambientada con Amaral, uno de los grupos favoritos de Mila y Rubén, y algunas de las fotos hechas durante el banquete y el baile.
